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Yo me acosté y dormí,
y desperté, porque Jehová me sustentaba.
No temeré ni a una gran multitud
que ponga sitio contra mí.

¡Levántate, Jehová! ¡Sálvame, Dios mío!
Tú heriste en la mejilla a todos mis enemigos;
los dientes de los perversos rompiste.

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